jueves, 19 de diciembre de 2013

GRACIAS MARÍA, EN ESTA NAVIDAD


Gracias, María, en esta Navidad
Roberth Phoenix 

En esta Navidad quisiera darte gracias, María, pequeña niña que hace casi dos mil años dijiste que sí, pues con eso cambiaste la historia de la humanidad y la historia personal de muchos de nosotros. Muchas gracias porque con tu sí, la voluntad de Dios se hizo en ti, y, por consecuencia, en la humanidad misma, al engendrar al hijo de Dios, Aquel que sería nuestro Salvador.

Gracias por nueve meses en que lo llevaste en tu vientre y lo alimentaste con amor y protección, donde tus cuidados para el Mesías le permitieron venir al mundo en una noche fría, iluminada sólo por las estrellas que Dios puso en el firmamento. Gracias por que diste a luz a un niño pequeño, un hermoso varón, que con su llanto de niño, hizo cantar a los ángeles del Cielo, el pequeño Jesús, el pequeño Dios en el hombre, el hombre llorando en Dios.

Gracias, María, por abrazarlo y acurrucarlo en tus brazos, meciéndolo con un amor y una ternura infinitas; por llenarlo de besos como tu hijo que era, besos que también nos has dado a nosotros.

Gracias, María, por compartir tu vida con san José, tu santísimo esposo, pues junto con él, el pequeño niño que estaba en tu vientre encontró un padre y un hogar amoroso que lo recibiría con los brazos abiertos.

Gracias, María, por traerlo al mundo en una cueva, donde los animales eran tus únicos compañeros, pues así nos demostrarte que el nacimiento de Jesús en nuestras vidas se puede dar hasta en las condiciones más adversas e insospechadas, y que Él se convierte en la alegría más grande que podemos experimentar.

Gracias, Mamita, linda por aceptar a los pastores y a los magos de oriente con sus regalos para tu pequeño, pues nos compartiste a tu hijo a todos: a los ricos, a los pobres, a los desdichados, a los que estamos en búsqueda de la verdad.

Gracias, María santísima, porque en Navidad siempre nos acordamos de tu Hijo, pero nos olvidamos de ti, y por eso en ésta navidad quiero invitarte a que, juntos tu y nosotros, celebremos el cumpleaños de tu Hijo, nuestro Señor, nuestro Salvador.

Gracias, María, por darnos el mejor regalo que jamás hubiéramos podido solicitar a la misericordia del Padre eterno: el regalo del amor, de la salvación, de la paz divina encarnada en un pequeño bebé, Jesús.

Y tú que estás leyendo, tómate sólo un pequeño momento para darle gracias a María, tu Madre, por compartirte a su hijo Jesús, y después celebra su cumpleaños con Él. Feliz Navidad.

A SOLAS CON MARÍA


A solas con María
Rafael Ángel Marañón


A solas he medido, en sombras, sin aliento,
Mi corazón herido que sufre su tormento
De estar aun separado en vida y sentimiento,
De ti, que eres la estrella que guías mi pensamiento. 

Yo quiero estar contigo mas solo soy despojos
Y solo el bien yo puedo poner ante tus ojos,
De mi arrepentimiento las penas y congojos, 
Y de mi rebeldía los áridos abrojos. 

No soporto tu ausencia, ni escondo mi pecado
Sabiendo que me acoges y estás siempre a mi lado,
Siendo yo un tarambana, rebelde y porfiado
Y tú, la lumbre viva de resplandor sagrado. 

Y al levantar los ojos y captar tu mirada
De clemencia repleta y dulzura anegada,
Mi alma con sentimiento palpita acelerada,
Sintiéndome a tu lado como ave liberada. 

Mi corazón contrito repleto de amargura
Reniega de mi senda extraviada y dura,
Y me acerco a tu lado buscando la ventura,
Que ofreces generosa a tu loca criatura. 

Te bendigo María, por tu santa pureza;
Por tu amor indecible, por tu inmensa grandeza
Que conmigo compartes sin riña o sutileza,
Y a mis indignos ojos tu santa boca besa.

A LA VIRGEN MARÍA


A la Virgen María
Teresita Vázquez


Mi alma engrandece al Señor 
y mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador.
Porque ha mirado la humildad de su esclava.
Por eso desde ahora me llamarán bienaventurada 
todas las generaciones.
Porque el Poderoso ha hecho en mí maravillas, 
santo es su nombre.
Y su misericordia alcanza de generación en generación 
a los que le temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, 
dispersó a los soberbios de corazón, 
derribó a los potentados de sus tronos 
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos les colmó de bienes 
y a los ricos les despidió vacíos.
Acogió a Israel, su siervo, 
acordándose de su misericordia 
-como habla anunciado a nuestros padres- 
en favor de Abraham y su linaje por los siglos

IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA Y EL NIÑO JESÚS











































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