lunes, 29 de enero de 2018

DÓNDE ESTÁ JESÚS?


¿Dónde está Jesucristo?
Jesús camina siempre a nuestro lado, en el camino de la vida, aunque a veces no lo reconozcamos.


Por: P. Máximo Alvarez | Fuente: Catholic.net 




En los Catecismos de nuestra infancia, de preguntas y respuestas, había una pregunta que decía así: “¿Dónde está Jesucristo?”. En realidad nos urge conocer la respuesta, pues si decimos que Jesús está vivo y que es el centro de nuestra fe, debemos saber cómo localizarlo para relacionarnos con Él.

El viejo catecismo respondía: “Jesús está en el Cielo y en el Santísimo Sacramento del altar”. La respuesta” es válida, pero incompleta, pues o bien habrá que esperar a que lleguemos al Cielo para encontrarlo o fuera de la Misa o del Sagrario debemos considerarlo como ausente. En este sentido cabe señalar que a veces da la impresión de que para muchos Jesús es un personaje del pasado, que a lo sumo está distante, allá en el Cielo, como lo pueden estar nuestros antepasados de tal manera que sólo después de la muerte podremos encontrarnos con Él, por lo que de momento deberemos tener paciencia hasta que llegue ese encuentro.

Sin embargo, en el Evangelio aparece claro este mensaje de Jesús: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Quizá un relato de San Lucas, leído en uno de los domingos de Pascua, nos puede dar la clave para buscar a Jesús aquí y ahora. Nos habla de dos discípulos que tras la muerte del Maestro marchan tristes y decepcionados desde Jerusalén hasta su pueblo, llamado Emaús. Mientras van de camino se les acerca un extraño compañero de viaje. Se une a su conversación en la que los dos discípulos de Emaús comentaban acerca del fracaso de Jesús de Nazaret, en quien habían puesto tantas esperanzas e ilusiones. Es entonces cuando el caminante desconocido intenta demostrarles con citas tomadas de la Biblia que no tienen por qué estar tristes, pues ya estaba anunciado en los Profetas que tendrían que ocurrir estas cosas. Y la verdad es que ellos al oír esta explicación recobran la calma y la confianza. Se sienten muy a gusto. Al llegar al pueblo lo invitan a cenar con ellos, dado que ya es muy tarde. Al final de la cena el invitado toma el pan, lo parte, lo bendice... y de pronto se dan cuenta de que es el mismo Jesús que está repitiendo lo que hizo en la Ultima Cena. En ese instante desparece, pero ellos ya no dudaron un instante de la identidad del acompañante.

Podemos decir que esa escena se repite en la actualidad. No importa, pues, que haya desaparecido la presencia física de Jesús para sentir el efecto de su cercanía:

-Jesús camina siempre a nuestro lado, en el camino de la vida, aunque a veces no lo reconozcamos, como el amigo invisible. “Se acercó a ellos, mientras iban de camino”
-En los momentos más tristes Él se acerca como de incógnito y la escucha de su palabra y la respuesta de la oración nos ayudan a recobrar el ánimo. “¿No ardía nuestro corazón mientras nos explicaba las Escrituras?”
-De manera especial la celebración de la Eucaristía nos hace presente a Jesús. La Misa o la oración ante el Sagrario son momentos privilegiados para el encuentro con Él. “Lo reconocieron al partir el pan”. “Donde están dos o más reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.

-La Hospitalidad, la acogida al prójimo, al hermano... nos acercan verdaderamente a Jesús. Tal vez si los de Emaús lo hubieran rechazado o si no lo hubieran invitado a quedarse con ellos no habrían tenido la ocasión de descubrir su identidad. Las palabras que Jesús dirá en el Juicio Final: “Venid, benditos, porque tuve hambre y me disteis de comer... cuando se lo hacías a uno de estos a mí me lo hacíais” no dejan lugar para la duda. Cabría recordar aquí el extraordinario mensaje de la canción: “Con vosotros está y no le conocéis” ¡Y son tantas las ocasiones en que ese Jesús pasa, necesitado, a nuestro lado... !

Para terminar permítannos hacer un pequeño retoque al viejo catecismo:
¿Dónde está Jesucristo? Jesucristo está en el Cielo, en la Eucaristía, en su palabra, en el prójimo y en la Comunidad Cristiana.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 29 DE ENERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
29 de enero




Si cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su Maestro (Lc. 6,40), nosotros también debemos ponerse nuestro afán de imitar a Jesús; él nos enseña que no nos basta una mera o teórica aceptación de la Palabra del Padre, sino que se requiere el cumplimiento práctico y real de esa divina voluntad.

No basta que aceptes a Jesús como tu Maestro, si luego no llevas a la práctica sus enseñanzas, si no vives sus Palabras y su Verdad; con esto Jesús te pone en alerta contra un cristianismo de meras fórmulas o de simples aceptaciones de verdades y dogmas, pero que no llega a que esas verdades se hagan vida.



* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 29 DE ENERO


LOS CINCO MINUTO DE JESÚS
28 de enero



La verdadera compasión no se contenta con lamentar el mal; lo remedia, si puede, y cuando no lo puede remediar, comparte, al menos, la aflicción y el dolor.

Jesús pone toda su omnipotencia al servicio de su compasión y así realiza aquel estupendo milagro de la multiplicación de los panes y los peces.

No puedes decir que no te presentan a ti cien y mil ocasiones de ejercer la compasión con tu prójimo que sufre; acepta voluntariamente y con sincero corazón el sacrificio que debas imponerte para remediar las necesidades de tu prójimo; siente como  tuyas sus penas y aflicciones y cumple así el mandamiento de la caridad, amado como dice San Juan: No con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad (1 Jn 3,18)


* P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 29 DE ENERO 2018


Lecturas de hoy Lunes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario
 Hoy, lunes, 29 de enero de 2018



Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel (15,13-14.30;16,5-13a):

En aquellos días, uno llevó esta noticia a David: «Los israelitas se han puesto de parte de Absalón.»
Entonces David dijo a los cortesanos que estaban con él en Jerusalén: «¡Ea, huyamos! Que, si se presenta Absalón, no nos dejará escapar. Salgamos a toda prisa, no sea que él se adelante, nos alcance y precipite la ruina sobre nosotros, y pase a cuchillo la población.»
David subió la cuesta de los Olivos; la subió llorando, la cabeza cubierta y los pies descalzos. Y todos sus compañeros llevaban cubierta la cabeza, y subían llorando. Al llegar el rey David a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá, insultándolo según venía. 
Y empezó a tirar piedras a David y a sus cortesanos –toda la gente y los militares iban a derecha e izquierda del rey–, y le maldecía: «¡Vete, vete, asesino, canalla! El Señor te paga la matanza de la familia de Saúl, cuyo trono has usurpado. El Señor ha entregado el reino a tu hijo Absalón, mientras tú has caído en desgracia, porque eres un asesino.»
Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey: «Ese perro muerto ¿se pone a maldecir a mi señor? iDéjame ir allá, y le corto la cabeza!»
Pero el rey dijo: «¡No os metáis en mis asuntos, hijos de Seruyá! Déjale que maldiga, que, si el Señor le ha mandado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas?»
Luego dijo David a Abisay y a todos sus cortesanos: «Ya veis. Un hijo mío, salido de mis entrañas, intenta matarme, ¡y os extraña ese benjaminita! Dejadlo que me maldiga, porque se lo ha mandado el Señor. Quizá el Señor se fije en mi humillación y me pague con bendiciones estas maldiciones de hoy.»
David y los suyos siguieron su camino.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 3,2-3.4-5.6-7

R/. Levántate, Señor, sálvame

Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
«Ya no lo protege Dios.» R/.

Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito, invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo. R/.

Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (5,1-20):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre, poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras.
Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello: «¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes.»
Porque Jesús le estaba diciendo: «Espíritu inmundo, sal de este hombre.»
Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?»
Él respondió: «Me llamo Legión, porque somos muchos.»
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca. Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte. 
Los espíritus le rogaron: «Déjanos ir y meternos en los cerdos.»
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago. Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país. Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia.»
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy lunes, 29 de enero de 2018
 Ciudad Redonda


Queridos hermanos:

La narración de la curación del endemoniado de Gerasa parece estar escrita en superlativo. Todo es en ella desmesurado: Los formidables síntomas de posesión de aquel hombre, la infinidad de de demonios, la espectacularidad de la sanación, el excesivo número de cerdos,… hasta la dura negativa de Jesús a que el enfermo le siguiera, una vez sanado. Por otra parte, según los entendidos el relato está cargado de indicios que aluden al mundo pagano dominado por el maligno. Al seleccionar algunos puntos para nuestra meditación sugiero éstos:

Detengámonos en dos efectos del mal que padece este hombre poseído: Por un lado, la fuerza sobrehumana que le hace capaz de romper cadenas y cepos y, por otro, vivir en el cementerio entre sepulcros. En dos pinceladas el evangelista hace un retrato certero del Maligno: Tiene una fuerza irresistible y conduce a la muerte.

Los seres humanos somos incapaces de resistir la furia del mal, especialmente si hemos crecido en ambientes hostiles o hemos sido marcados por experiencias dañinas. Con nuestros propios medios humanos no conseguiremos jamás romper sus cadenas. Necesitamos al más fuerte, a Jesús, el Hijo de Dios. El vino a la tierra no tanto para enseñarnos a vivir mejor, sino sobre todo para liberarnos luchando contra el mal. ¡Ojalá que nuestra vida sea permanente lucha contra el mal, combatiendo bajo la bandera del Maestro bueno!

Por otra parte, el destino de muerte que graba nuestra cultura, afecta a muchos de nuestros hábitos, deseos y opciones. La cultura de la muerte nos causa mucho daño. Es Jesús quien puede pronunciar sobre nosotros aquella palabra que nos rescata de sus garras de tristeza y de muerte. Su resurrección consistió en hacernos vivir de alegría. En palabras de Dostoievsky: “No fue el dolor de la gente , sino su alegría lo que Cristo vino a ver. Realizó su primer milagro para contribuir al contento humano”.

Por último, ¿Por qué Jesús no le permite al hombre liberado el poder seguirle como  discípulo? El, que solía pedir que le siguieran, niega ahora a este hombre su deseo.

No sabemos exactamente por qué actúa así Jesús, pero sí deja en claro que no todos debemos responder de la misma manera a sus llamadas. A unos les pide vivir en comunidad de vida con El, a otros permanecer en sus casas… Pero a todos les envía (¡ve!) a anunciar y a compartir la buena noticia de sentirse liberado y salvado por Él. Es la consigna de la evangelización: salir a compartir la experiencia de sentirnos amados y liberados por el Señor.

BUENOS DÍAS




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